Chile y su suelo Marciano
Un desolado paisaje con una aridez de hace más de 10 millones de años, en la llamada zona Yungay, descubierto en el desierto de Atacama utilizado inicialmente para determinar cómo encontrar vida en Marte, es usado ahora por expertos de la NASA, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Louisiana por su parecido en superficie y clima al planeta rojo.
Esta árida zona (Yungay) es el centro experimental de científicos mexicanos y estadounidenses, que anteriormente convirtieron al volcán Licanbur en su mayor laboratorio experimental por sus amplios sectores secos y la inexistencia de rastros de ADN.
Mientras que, grupos interdisciplinarios de otras regiones del mundo desarrollan sus proyectos en el desierto de Atacama, mismos que competirán para ser implementados en la próxima misión de la NASA. Este desierto de Yungay, que ha mantenido su aridez durante más de 10 millones de años, será el escenario donde los expertos calibrarán novedosos instrumentos para buscar vida en el cuarto planeta del Sistema Solar; además, otros peritos probarán modernos robots excavadores que serán enviados a Marte en 2009.
El científico del Laboratorio de Química de Plasmas y Estudios Planetarios del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, Rafael Navarro, explicó a los medios que de estos robots, a su vez, saldrán otros similares a las abejas que rastrearán el área para recolectar el material que será analizado en busca de organismos que indiquen la existencia de vida pasada o presente.
El científico mexicano adelantó que el proyecto que diseñan actualmente, y que probarán en Yungay, tendrá la capacidad de buscar microorganismos a través del calor y de la liberación de químicos que localizarán rastros de vida en el planeta rojo.
Navarro detalló que los hallazgos que han hecho los robots de la NASA Spirit y Opportunity, son muy parecidos a los estudios realizados en el desierto de Atacama durante los últimos tres años, esto nos da pie para que continuemos con las investigaciones en Yungay porque estamos hablando de dos zonas muy similares.
Sin embargo, los científicos no se conforman con sólo explorar Atacama y Yungay para determinar cómo buscar vida en Marte, pues también analizan otras zonas en el mundo con climas extremos como Arekipa localizado en Perú y algunas zonas del Continente Africano.
El interés de la NASA y de la Universidad de Louisiana por explorar esta zona, surgió a partir de los resultados preliminares de la investigación encabezada por Rafael Navarro González, que fueron presentados en abril durante la Segunda Conferencia de Astrobiología en la NASA.
En la Tierra hay dos posibles medios para estudiar al planeta rojo: las zonas polares que son interesantes por sus bajas temperaturas y los desiertos terrestres, explicó Navarro.
No hay agua en el desierto, pero a unos 20 metros de profundidad sí hay; proviene de los Andes, se filtra por debajo del desierto y corre hacia el Pacífico, pero ninguna planta ha logrado desarrollar raíces que alcancen esa profundidad.
En Yungay, la Universidad de Antofagasta, ha logrado que cierto tipo de árboles desarrolle raíces largas, y ahora puede vivir con las reservas de agua del subsuelo.
El material orgánico puede ser evidencia directa de organismos vivos o de su degradación. Considerando que la vida pudo haber existido en Marte, es importante contar con parámetros que midan su posible sobrevivencia y degradación en los extremos ambientes marcianos.
Ahora, la NASA prepara nuevas misiones que escarbarán en el suelo marciano buscando evidencias de vida presente o extinta. La calibración y prueba de los aparatos que realizarán el viaje de seis meses hasta nuestro planeta vecino, resultan importantes para el éxito de las futuras misiones.
FUENTE: Infociencia, Agencias.
Esta árida zona (Yungay) es el centro experimental de científicos mexicanos y estadounidenses, que anteriormente convirtieron al volcán Licanbur en su mayor laboratorio experimental por sus amplios sectores secos y la inexistencia de rastros de ADN.
Mientras que, grupos interdisciplinarios de otras regiones del mundo desarrollan sus proyectos en el desierto de Atacama, mismos que competirán para ser implementados en la próxima misión de la NASA. Este desierto de Yungay, que ha mantenido su aridez durante más de 10 millones de años, será el escenario donde los expertos calibrarán novedosos instrumentos para buscar vida en el cuarto planeta del Sistema Solar; además, otros peritos probarán modernos robots excavadores que serán enviados a Marte en 2009.
El científico del Laboratorio de Química de Plasmas y Estudios Planetarios del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, Rafael Navarro, explicó a los medios que de estos robots, a su vez, saldrán otros similares a las abejas que rastrearán el área para recolectar el material que será analizado en busca de organismos que indiquen la existencia de vida pasada o presente.
El científico mexicano adelantó que el proyecto que diseñan actualmente, y que probarán en Yungay, tendrá la capacidad de buscar microorganismos a través del calor y de la liberación de químicos que localizarán rastros de vida en el planeta rojo.
Navarro detalló que los hallazgos que han hecho los robots de la NASA Spirit y Opportunity, son muy parecidos a los estudios realizados en el desierto de Atacama durante los últimos tres años, esto nos da pie para que continuemos con las investigaciones en Yungay porque estamos hablando de dos zonas muy similares.
Sin embargo, los científicos no se conforman con sólo explorar Atacama y Yungay para determinar cómo buscar vida en Marte, pues también analizan otras zonas en el mundo con climas extremos como Arekipa localizado en Perú y algunas zonas del Continente Africano.
El interés de la NASA y de la Universidad de Louisiana por explorar esta zona, surgió a partir de los resultados preliminares de la investigación encabezada por Rafael Navarro González, que fueron presentados en abril durante la Segunda Conferencia de Astrobiología en la NASA.
En la Tierra hay dos posibles medios para estudiar al planeta rojo: las zonas polares que son interesantes por sus bajas temperaturas y los desiertos terrestres, explicó Navarro.
No hay agua en el desierto, pero a unos 20 metros de profundidad sí hay; proviene de los Andes, se filtra por debajo del desierto y corre hacia el Pacífico, pero ninguna planta ha logrado desarrollar raíces que alcancen esa profundidad.
En Yungay, la Universidad de Antofagasta, ha logrado que cierto tipo de árboles desarrolle raíces largas, y ahora puede vivir con las reservas de agua del subsuelo.
El material orgánico puede ser evidencia directa de organismos vivos o de su degradación. Considerando que la vida pudo haber existido en Marte, es importante contar con parámetros que midan su posible sobrevivencia y degradación en los extremos ambientes marcianos.
Ahora, la NASA prepara nuevas misiones que escarbarán en el suelo marciano buscando evidencias de vida presente o extinta. La calibración y prueba de los aparatos que realizarán el viaje de seis meses hasta nuestro planeta vecino, resultan importantes para el éxito de las futuras misiones.
FUENTE: Infociencia, Agencias.
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