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Salmones chilenos de exportación libres de verde malaquita

El Laboratorio de Farmacología de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile ha analizado más de 12 mil muestras de salmones desde junio del año pasado y Europa no ha vuelto a detectar la cancerígena sustancia. La directora del organismo, doctora Betty San Martín, afirma que el sector salmonero está siguiendo las normas internacionales de inocuidad alimentaria.

Más de un año ha transcurrido desde el difícil momento que vivió la industria salmonera chilena, cuando se descubrieron trazas de leuco verde malaquita, (metabolito o residuo de verde malaquita), en los filetes de salmones exportados hacia Europa. Hoy, la directora del Laboratorio de Farmacología de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile, Doctora Betty San Martín, afirma que el episodio está superado.

Actualmente el organismo que dirige San Martín, es el Laboratorio Certificador para el Servicio Nacional de Pesca, Sernapesca, lo que significa que todos los productores de salmón que exportan hacia Europa, deben analizar aquí sus muestras para descartar la presencia de verde malaquita y leuco verde malaquita. Cumpliendo esta labor, desde Junio del año pasado, se han testeado más de 12 mil muestras y Europa no ha vuelto a encontrar la tóxica sustancia.

Niveles de Medición

El Plan de Control de Residuos de Sernapesca que estaba vigente en Junio de 2003, contemplaba medir verde de malaquita solamente tres veces al año y con métodos analíticos que sólo eran capaces de detectar índices de 10 ppb de la molécula.

Según informa la Doctora San Martín, “Chile jamás habría podido detectar los 0,2 ppb que se encontraron en los salmones retenidos en Holanda. Ni entonces ni ahora, porque no contamos con la tecnología que se usa en Rótterdam. Pero a pesar de las diferencias de medición, los salmones exportados hacia ese destino y el resto de Europa no han vuelto a presentar residuos de la molécula”.

San Martín aclara que “el evento del año pasado marcó un precedente tanto para las autoridades como para los productores. Esta es una sustancia absolutamente prohibida desde 1990 y los productores han dejado de utilizarla de forma definitiva en sus sistemas productivos”.

Según San Martín, “el hecho de que hoy podamos seguir trabajando para los mercados europeos, se debe principalmente a la toma de conciencia de los productores, que tienen claro que existen moléculas que no deben usarse porque podrían provocar contaminación al medio ambiente y a sus productos. En estos últimos años, el rubro salmonero se ha vuelto muy conciente de las normas internacionales sobre inocuidad alimentaria”.

Fuente: La Segunda

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